Tras los acuerdos del Partido Popular con Ciudadanos y con VOX, para la investidura de Moreno Bonilla en Andalucía, la maquinaria de izquierdas se ha movilizado con un único fin: evitar que dicha opción se repita por toda España.
Cuando califican al partido liderado por Santiago Abascal de extrema derecha, como lo han venido haciendo a través de los distintos medios de comunicación, persiguen tres objetivos: 1. Demonizar al nuevo actor político 2. Legitimar la instigación “popular” a las instituciones y 3. Culpabilizar y atemorizar tanto al Partido Popular como a Ciudadanos por asociarse con una formación que, según ellos, estaría fuera de los cánones democráticos básicos.
En esa línea, el candidato a la presidencia de la Comisión Europea por el Partido Socialista Europeo, Frans Timmermans tuiteó esta semana:
La hipocresía socialista no tiene límites, cuando es en sus filas donde existe un partido que ha logrado gobernar gracias a la extrema derecha; cediendo, a cambio, la presidencia del Consejo Nacional. Me refiero al partido eslovaco Dirección Socialdemócrata (SMER-SD), miembro del Partido Socialista Europeo desde 2004.
En 2006 y luego en 2012 (hasta ahora) Smer logró presidir el gobierno gracias al Partido Nacional Eslovaco (SNS); los apologistas de Josef Tizo, el Vichy eslovaco. El mismo Partido Socialista Europeo llegó a considerarlos “de extrema derecha” en 2006, cuando suspendió temporalmente a SMER de su militancia, para luego readmitirlo en 2008. Poco tiempo le duró el cordón sanitario al partido de Sánchez y Timmermans.
Para mayor ironía de la vida política: Andrej Danko, líder del Partido Nacional Eslovaco y presidente del Consejo Nacional Eslovaco, se enfrenta a un escándalo por plagiar su tesis doctoral (JUDr). Igual que Sánchez.
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